
El WiFi ha pasado de ser un extra a convertirse en un servicio tan básico como la electricidad. Con la próxima generación, WiFi 8 cambia el foco: menos obsesión por la cifra de megas y más por la estabilidad, la fiabilidad y la eficiencia en escenarios reales.
Fabricantes y proveedores de chips ya se mueven para dar el salto. Qualcomm, MediaTek y TP-Link trabajan en prototipos compatibles, mientras la estandarización avanza por fases: el IEEE prevé consolidar el estándar antes de que llegue su despliegue comercial a gran escala en Europa y España.
Qué es WiFi 8 y para qué servirá
WiFi 8, identificado técnicamente como IEEE 802.11bn con enfoque Ultra High Reliability, apuesta por mantener las velocidades teóricas de WiFi 7 (hasta 46 Gbps) pero ofreciendo conexiones más constantes y con menos picos de latencia. La idea es clara: que lo prometido sobre el papel sea usable por todos, incluso cuando la red está a rebosar.
Su campo de juego son los entornos concurridos y críticos: estadios, aeropuertos, fábricas, oficinas grandes o ferias tecnológicas. El objetivo es garantizar continuidad y latencias bajas en movilidad y con miles de equipos conectados, reduciendo cortes y mejorando la experiencia en usos exigentes como realidad aumentada, telemedicina o automatización industrial.
Novedades clave del estándar
Aunque se mantienen las bandas de 2,4 GHz, 5 GHz y 6 GHz —con compatibilidad con mmWave en ciertas implementaciones de corto alcance—, los avances más profundos llegan en las capas PHY y MAC, donde se suman técnicas nuevas para coordinar el espectro y reducir interferencias.
Coordinated Spatial Reuse (Co-SR): varios puntos de acceso se comunican entre sí para ajustar potencia y canales, aprovechando mejor el aire y minimizando choques. Este “tráfico inteligente” del espectro puede aportar hasta un 25% más de rendimiento cuando hay mucha densidad de conexiones.
Coordinated Beamforming (Co-BF): en lugar de emitir de forma difusa, múltiples puntos de acceso forman haces dirigidos al dispositivo que los necesita. Al coordinarse, mejoran cobertura y calidad de la señal, con menos interferencias entre redes vecinas.
Dynamic Subchannel Operation (DSO): el canal se divide en subcanales que se reparten según la demanda. Así, un televisor 8K o un streaming en directo puede recibir más ancho de banda que un reloj que solo envía datos esporádicos, optimizando recursos de manera automática.
Roaming más inteligente y dominios únicos de movilidad: desplazarse entre puntos de acceso será prácticamente transparente. La red se comporta como una única entidad lógica, lo que evita microcortes y hace más fluidos los cambios entre routers. Además, se refuerza la Multi-Link Operation (MLO) distribuida, permitiendo que un mismo dispositivo use varias bandas o puntos de acceso a la vez.
WiFi 7 vs WiFi 8: en qué cambian
Velocidad: WiFi 7 y WiFi 8 comparten la misma cifra teórica punta (hasta 46 Gbps), pero la nueva generación pone el esfuerzo en que esa cifra sea estable y sostenida, no solo en condiciones ideales.
Bandas y espectro: se emplean 2,4/5/6 GHz y, en ciertos escenarios, mmWave para enlaces muy cortos y ultrarrápidos. La clave está en cómo se usa el espectro: WiFi 8 coordina mejor los recursos para reducir colisiones y aprovechar cada hercio.
Gestión de la señal: WiFi 7 introdujo MLO para combinar bandas; WiFi 8 da un paso más con Co-SR, Co-BF y DSO, además del MLO coordinado, para mejorar cobertura, reparto de canales y consistencia del throughput.
Latencia y estabilidad: se apunta a latencias cercanas a 10 ms y a un recorte notable de los picos, algo clave para videollamadas, juego online o procesos industriales sensibles al tiempo.
Eficiencia energética: WiFi 8 incorpora transmisiones más adaptativas, rebajando potencia cuando el tráfico cae. Esto ayuda a prolongar la autonomía en IoT y reduce consumo en puntos de acceso potentes.
Calendario de estandarización y llegada al mercado
Las primeras demostraciones han sido positivas: TP-Link reportó en 2025 una conexión completa entre router y cliente. El proceso formal sigue su curso: se espera un borrador 1.0 del IEEE 802.11bn hacia finales de 2025, con aprobación definitiva del estándar en 2028 y despliegue comercial amplio a partir de 2029.
Entre medias, es probable que veamos funciones pre-WiFi 8 en hardware de gama alta desde 2027, algo similar a lo que ocurrió con WiFi 7. En Europa y España, la disponibilidad dependerá de certificaciones, homologaciones CE y del uso de la banda de 6 GHz ya habilitada, mientras que las implementaciones en mmWave se supeditarán a normativas y casos de uso concretos.
Si estás renovando equipos a corto plazo, WiFi 7 y WiFi 6E siguen siendo opciones muy solventes, con mejoras tangibles frente a generaciones previas y compatibilidad creciente en el parque de dispositivos.
Impacto en España y Europa
En el ecosistema europeo, WiFi 8 encaja especialmente en grandes recintos, transporte, campus universitarios y edificios inteligentes, donde conviven decenas de miles de conexiones. La coordinación entre puntos de acceso y el reparto dinámico de canales ayudará a evitar congestiones habituales en eventos multitudinarios.
Para administraciones públicas, operadores y empresas, la fiabilidad será el gran argumento: menos cortes, mejor latencia en movilidad y mayor eficiencia del espectro en despliegues con alta densidad. Todo ello facilitará casos de uso como IoT masivo, videovigilancia inalámbrica o experiencias inmersivas en museos y estadios.
WiFi 8 se perfila como una evolución que no busca barcos de velocidad, sino que la conexión “vaya fina” cuando más falta hace. La suma de Co-SR, Co-BF, DSO y MLO coordinado apunta a redes domésticas y profesionales más robustas, a la vez que prepara el terreno para servicios conectados más exigentes en España y el resto de Europa.
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