
El sector del PC y de la electrónica de consumo atraviesa una nueva tormenta de precios en la memoria RAM. En pocos meses, los módulos han pasado de ser un componente relativamente asequible a convertirse en una de las partidas más caras al montar o actualizar un ordenador, con subidas que recuerdan a la fiebre de las tarjetas gráficas por las criptomonedas.
Esta vez, el origen del problema está en la explosión de la inteligencia artificial y la demanda de memoria para centros de datos. Grandes compañías tecnológicas, incluidos gigantes detrás de modelos como ChatGPT, están comprando RAM en cantidades masivas, dejando menos stock disponible para el usuario doméstico y obligando a fabricantes y ensambladores a ajustar al alza sus tarifas.
En este contexto, marcas habituales del mercado entusiasta como Adata, Corsair o G.Skill ya han comenzado a subir precios, y otras compañías menos evidentes a primera vista están tomando decisiones drásticas para priorizar al sector profesional frente al consumo general.
La situación no solo afecta al que quiere mejorar su PC de sobremesa: quien compre un portátil nuevo o un equipo premontado en Europa se encontrará con que las ampliaciones de memoria se han convertido en uno de los extras más caros de la configuración.
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La IA acapara la oferta de memoria y deja al usuario doméstico en segundo plano
La memoria RAM se ha vuelto un recurso estratégico. Los centros de datos y las infraestructuras dedicadas a IA necesitan módulos de gran capacidad y alto rendimiento, tanto en servidores tradicionales como en sistemas especializados de entrenamiento e inferencia de modelos.
Fabricantes como Samsung, Micron o SK Hynix no están pudiendo aumentar la producción al mismo ritmo al que crece la demanda global. Por un lado, expandir rápidamente las fábricas implica inversiones enormes y el riesgo de que, si el ciclo se da la vuelta, los precios se desplomen. Por otro, la prioridad actual de estos grandes grupos está en asegurar contratos multimillonarios con empresas de nube e inteligencia artificial.
Esto provoca que cada módulo disponible se coloque preferentemente donde deja más margen: en servidores, clusters de IA y grandes clientes corporativos. El mercado de consumo, desde el gaming hasta los ordenadores de oficina, queda así en una posición claramente secundaria.
A ello se suma el tirón de los smartphones 5G y los portátiles de gama alta, que también requieren chips de memoria avanzados. Entre teléfonos, centros de datos y proyectos de IA, el pastel de la producción de DRAM se reparte de forma muy distinta a la de hace unos años, y el resultado es una presión constante al alza en los precios de los módulos de consumo.
Micron y el adiós de Crucial: menos marcas, más tensión de precios
Uno de los movimientos más comentados del sector ha sido el de Micron, que ha decidido retirar su marca Crucial. Tras casi tres décadas vendiendo módulos de RAM y SSD a usuarios finales, la compañía ha comunicado que se centrará de forma prioritaria en las áreas de mayor crecimiento ligadas a centros de datos y aplicaciones de inteligencia artificial.
Micron, como productor de chips DRAM y NAND, puede seguir suministrando componentes que acaben en equipos domésticos bajo otras marcas, pero el mensaje es claro: la prioridad pasa a ser el cliente empresarial y de IA, no el usuario que monta su PC en casa. La propia empresa ha señalado que busca mejorar el suministro y el soporte a sus «clientes estratégicos más grandes».
Esta retirada progresiva de Crucial del escaparate de consumo implica un competidor menos directo en el mercado minorista de RAM y SSD. En un momento en el que la oferta ya está ajustada, perder un actor relevante supone menos alternativas y, a la larga, menos presión competitiva sobre los precios que pagan los usuarios en tiendas físicas y en comercios online europeos.
Además, la decisión de Micron llega justo cuando los usuarios perciben que los kits de RAM se han encarecido hasta multiplicar por varias veces su coste reciente. Hay configuraciones que, según mercados y modelos, se acercan o superan el precio de consolas de nueva generación, algo difícil de encajar para quien solo busca ampliar su PC de forma modesta.
Subidas en portátiles, sobremesa y componentes: el efecto dominó
El encarecimiento de la RAM no se queda en la estantería de los módulos sueltos. Los fabricantes de portátiles y sobremesa están ajustando sus configuraciones y precios para compensar el sobrecoste de memoria, y se nota especialmente en las ampliaciones de capacidad.
En configuradores de marcas internacionales, una diferencia aparentemente sencilla, como pasar de 16 GB a 32 GB de RAM, puede elevar la factura del portátil en varios cientos de euros. En casos extremos citados en el sector, la subida equivalente en dólares puede superar ampliamente los 500, algo que ya ha generado críticas por parte de usuarios y analistas.
Compañías con enfoque más modular, como Framework con sus equipos actualizables, también se han visto obligadas a anunciar incrementos en el precio de las ampliaciones de memoria. Eso sí, en su caso han recalcado que intentarán que las subidas sean más moderadas que las de algunos grandes fabricantes tradicionales.
El impacto se extiende igualmente a los OEM que montan PCs premontados para gaming y uso profesional en Europa. Cada módulo DDR5 de alto rendimiento que se incluye en un equipo nuevo tiene ahora un coste sensiblemente mayor, y la única forma de mantener márgenes razonables es repercutir parte de esa diferencia en el PVP final.
Del gaming a los móviles: todos pagan más por la memoria
Entre los segmentos más perjudicados está el de los ordenadores para juegos y uso intensivo, que suelen exigir altas capacidades de RAM y módulos rápidos para aprovechar procesadores y tarjetas gráficas de última generación.
Quien quiera renovar o montar un PC gaming desde cero en España o en otros países europeos se encuentra con que la partida de memoria se come una porción mucho mayor del presupuesto que hace un par de años. Donde antes 32 GB DDR5 eran un lujo relativamente accesible, ahora pueden suponer un salto de precio difícil de justificar para muchos bolsillos.
Los smartphones y portátiles tampoco se libran. Los móviles de gama media y alta, que ya integran 8, 12 o más GB de RAM para garantizar una buena multitarea, obligan a los fabricantes a pagar más por cada chip. Y ante esa presión, el resultado más probable es que los próximos lanzamientos lleguen con PVPs algo más elevados o con recortes en otras áreas para compensar.
En el caso de los portátiles, la combinación de mayor coste de RAM y tendencia a soldar la memoria en placa hace que cualquier decisión de compra pese aún más: si el usuario se queda corto hoy para ahorrar, en muchos modelos no tendrá opción de ampliar más adelante sin cambiar de equipo entero.
Escenarios de futuro: cuánto puede durar esta escalada
Los analistas del sector de semiconductores apuntan a que la tensión en el mercado de la RAM podría prolongarse durante buena parte del próximo año. Las nuevas líneas de producción no se levantan de un día para otro y las empresas se mueven con cautela para no repetir ciclos de sobreoferta y hundimiento de precios como en etapas anteriores.
Mientras la IA siga acaparando titulares e inversiones, es poco realista esperar caídas bruscas de precios a corto plazo. Más bien se habla de una posible estabilización progresiva si la demanda se normaliza y si los fabricantes equilibran mejor el reparto entre centros de datos y consumo.
Para el usuario final en España y en el resto de Europa, esto se traduce en un consejo bastante claro: conviene planificar con calma las compras y ampliaciones de memoria. Adelantarse por miedo a nuevas subidas puede ser tan arriesgado como esperar demasiado confiando en una bajada rápida que tal vez no llegue.
En un momento en el que la RAM se ha convertido en protagonista involuntaria del presupuesto del PC, tanto aficionados como profesionales se ven obligados a hacer números finos: priorizar capacidad frente a otras mejoras, valorar si merece la pena estirar un equipo actual o esperar a que el mercado se calme y, sobre todo, asumir que la inteligencia artificial ha cambiado las reglas de juego del hardware para una buena temporada.
Todo apunta a que, mientras la IA siga marcando el paso de la industria, los precios de la memoria RAM continuarán bajo presión y el usuario doméstico tendrá que acostumbrarse a un escenario en el que ampliar o comprar equipos con suficiente memoria es una decisión más estratégica y menos impulsiva que hace unos años.