Nvidia invertirá 5.000 millones en Intel y sellan una alianza de chips

Alianza tecnológica entre fabricantes de chips

La industria de los semiconductores suma un nuevo capítulo con la decisión de Nvidia de inyectar 5.000 millones de dólares en Intel, un movimiento que llega acompañado de una colaboración para diseñar chips destinados a PC y a centros de datos. El acuerdo marca un acercamiento entre dos históricos rivales de Silicon Valley en plena carrera por el liderazgo en inteligencia artificial.

Tras el anuncio, Intel llegó a rebotar más de un 25% en la preapertura, mientras que Nvidia avanzó en torno al 2-3%. La compra se realizará a 23,28 dólares por acción y, en función de la emisión de títulos, situaría a Nvidia con una participación aproximada del 4% (inferior al 5%) en Intel, pendiente de las aprobaciones regulatorias pertinentes.

Qué incluye la alianza

Desarrollo conjunto de chips para PC y centros de datos

El pacto se centra en dos frentes. Por un lado, Intel diseñará CPU personalizadas para integrarlas en plataformas de IA de Nvidia dentro de los centros de datos, donde los aceleradores de la firma gráfica marcan el paso del sector. Estos procesadores se combinarán con GPUs de Nvidia y conexiones de alta velocidad para construir sistemas escalables capaces de manejar cargas de trabajo cada vez más complejas.

Por otro, en el ámbito del consumo, Intel fabricará SoC x86 que integrarán componentes gráficos de Nvidia para PC, con el objetivo de reforzar el rendimiento en tareas de IA local y gráficos avanzados. La propuesta apunta a competir con más presión frente a AMD en sobremesas y portátiles, aprovechando la amplia base del ecosistema x86.

Las compañías han subrayado que se trata de una relación de suministro cruzado sin cesión de licencias, planteada para lanzar múltiples generaciones de productos y conectar sus arquitecturas de forma fluida. No se han ofrecido fechas para las primeras entregas, un aspecto habitual en acuerdos de esta envergadura por su complejidad técnica y de validación.

Un punto relevante es que el anuncio no compromete el uso de las fundiciones de Intel para fabricar las GPUs de Nvidia. La posibilidad de diversificar producción permanece como opción estratégica futura, pero de momento no forma parte del acuerdo, lo que evita cambios inmediatos en la cadena de suministro de Nvidia.

Desde el plano ejecutivo, el consejero delegado de Nvidia, Jensen Huang, calificó el acercamiento como una colaboración de gran calado que une computación acelerada e IA con CPUs x86. En paralelo, el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, recalcó la vigencia de la arquitectura x86 y la ambición de innovar en nuevas cargas de trabajo.

Reacciones del mercado y contexto competitivo

Impacto bursátil y competencia en semiconductores

El anuncio agitó el parqué: Intel se impulsó hasta su cota más alta en meses y Nvidia sumó avances moderados. También hubo derivadas en terceros: Arm llegó a ceder alrededor del 5% en las operaciones previas, reflejo de la lectura del mercado sobre la futura combinación de CPU de Intel con plataformas de IA de Nvidia.

Para AMD, el movimiento añade presión inmediata tanto en PC como en servidores, donde aspira a ganar tracción con sus aceleradores y CPUs. En el frente de fabricación, TSMC sigue siendo el socio clave para los chips más avanzados de Nvidia, y aunque esta alianza no cambia ese punto, abre la puerta a una diversificación potencial si las condiciones técnicas y comerciales encajaran más adelante.

La operación se encuadra en una reconfiguración financiera de Intel, que en los últimos meses ha reforzado su balance con 2.000 millones de dólares de SoftBank y con el impulso de la Administración estadounidense, que acordó tomar en torno al 10% del capital con la idea de apuntalar la fabricación nacional de semiconductores. Además, Intel continúa ajustando su perímetro con ventas de activos y cambios en su hoja de ruta industrial.

En términos de tamaño, al cierre previo al anuncio Intel rondaba los 116.000 millones de dólares de capitalización, de modo que la inversión de Nvidia representa una posición minoritaria. Por contraste, Nvidia se mantiene en la élite del mercado con una capitalización muy superior, apoyada en el dominio de sus GPUs en centros de datos y en la demanda de IA generativa.

Más allá del impacto inmediato en Bolsa, el mensaje estratégico es nítido: conectar CPU de propósito general con aceleradores especializados es la vía para escalar rendimiento, eficiencia y disponibilidad de plataformas de IA. Y hacerlo de la mano de un proveedor con músculo en gráficos y software de orquestación resulta clave para ganar tiempo de mercado.

El acuerdo también intenta sortear incertidumbres geopolíticas y de cadena de suministro: la búsqueda de resiliencia se traduce en nuevas alianzas, planes de producción más flexibles y un mayor equilibrio entre capacidad propia y socios externos. En este tablero, la cooperación entre Nvidia e Intel introduce un actor adicional en configuraciones de servidor donde antes predominaba el “hardware 100% Nvidia”.

Con compromisos para varias generaciones de productos, sin calendario público ni intercambio de licencias, y manteniendo por ahora intacta la ruta de fabricación de las GPUs de Nvidia, la jugada refuerza a Intel en su transición y ofrece a Nvidia nuevas combinaciones de CPU+GPU para ampliar su ecosistema.

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