Así se puede jugar a juegos de Windows en Linux gracias a Proton y al impulso de Valve

juegos de Windows gracias a Proton

El ecosistema del PC está viviendo un cambio de etapa en el que los juegos de Windows ya no son territorio exclusivo del sistema de Microsoft. Gracias a Proton, la capa de compatibilidad impulsada por Valve, cada vez más jugadores en España y en el resto de Europa están descubriendo que es posible disfrutar de su biblioteca de Steam en Linux con un rendimiento muy cercano al nativo.

Este avance tecnológico no se queda solo en la Steam Deck o en las consolas de salón tipo Steam Machine. Distribuciones Linux orientadas al gaming, como Bazzite, y proyectos abiertos que combinan Proton con emulación de CPU están empujando un escenario en el que jugar a títulos pensados para Windows en otros sistemas operativos ya no es una rareza, sino una opción práctica para el día a día.

Proton: la pieza clave para usar juegos de Windows en Linux

La base de todo este movimiento se llama Proton, una capa de compatibilidad de código abierto integrada en Steam. Su función principal es traducir sobre la marcha las llamadas de la API gráfica DirectX de Microsoft a Vulkan, el estándar abierto que se utiliza de forma generalizada en Linux y en muchos dispositivos actuales.

En la práctica, Proton actúa como un intermediario entre el juego y el sistema, permitiendo que títulos diseñados solo para Windows se ejecuten sobre SteamOS y otras distribuciones Linux. El impacto en el rendimiento, según lo que se ha visto en la Steam Deck y otros equipos, suele ser relativamente bajo, hasta el punto de que muchos usuarios apenas notan diferencia en la experiencia de juego.

Valve ha apostado fuerte por este enfoque, incorporando Proton directamente en el cliente de Steam y manteniendo una base de datos de compatibilidad que indica qué juegos funcionan, cuáles necesitan ajustes y cuáles todavía presentan problemas. Este seguimiento continuo es clave para que, poco a poco, más lanzamientos funcionen sin que el usuario tenga que complicarse con configuraciones avanzadas.

En dispositivos como la Steam Deck, que utiliza SteamOS basado en Linux, Proton ha demostrado que el sistema de Microsoft ya no es imprescindible para exprimir un catálogo enorme de juegos, incluyendo muchos títulos AAA que hasta hace poco eran impensables fuera de Windows.

SteamOS, Steam Deck y Steam Machine: el escaparate del juego en Linux

Steam Deck y Steam Machine se han convertido en el mejor escaparate de lo que es capaz Proton. Ambos dispositivos utilizan SteamOS, un sistema operativo basado en Linux diseñado específicamente para jugar, pero pueden ejecutar un volumen considerable de juegos que oficialmente solo tenían versión para Windows.

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Este comportamiento no es fruto de la casualidad. Valve ha construido toda su estrategia de hardware alrededor de la idea de romper la dependencia del PC tradicional con Windows. Gracias a Proton, el catálogo de Steam disponible en estas máquinas crece de forma constante, pese a que muchos de esos títulos nunca se han portado de forma nativa a Linux.

El resultado es que para un jugador europeo que compra una Steam Deck o, en el futuro, una Steam Machine para el salón, la sensación de estar atado a un solo sistema operativo desaparece. Se puede seguir jugando a buena parte de lo que ya se tenía en Windows, pero con la flexibilidad de un entorno Linux adaptado a mandos, pantallas pequeñas o grandes televisores.

Desde el punto de vista de los desarrolladores, esta aproximación también tiene implicaciones: ya no es imprescindible crear versiones nativas para cada plataforma para llegar a un público amplio. Con Proton, gran parte del trabajo de compatibilidad se delega en la capa de traducción y en las optimizaciones que Valve va incorporando.

Bazzite: una distribución Linux pensada para jugar

Más allá de SteamOS, en el mundo del escritorio está empezando a sonar con fuerza Bazzite, una distribución Linux basada en Fedora orientada al gaming. Su crecimiento se ha disparado tras el anuncio del final de soporte de Windows 10, con unas 150.000 descargas en apenas un mes, lo que supone del orden de un petabyte de datos transferidos.

Aunque estas cifras siguen siendo modestas frente a los más de 100 millones de usuarios que utilizan Windows para jugar en Steam, muestran una tendencia al alza en la adopción de Linux como plataforma de juego. Bazzite aprovecha Proton para dar soporte a los juegos de Steam, pero también integra otros lanzadores y herramientas para ampliar el catálogo compatible.

Entre las opciones que ofrece, Bazzite es capaz de manejar títulos de Xbox Game Pass (a través de battle.net), EA App, Epic Games Store, GOG.com, itch.io, Rockstar Games Launcher o Ubisoft Connect, además de juegos clásicos distribuidos en CD o DVD. Todo ello manteniendo la estructura de un sistema operativo completo con el que también se puede trabajar o realizar tareas diarias.

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Uno de sus puntos fuertes es que se ha diseñado para minimizar la necesidad de configuración. La idea es instalar, iniciar sesión en las distintas tiendas y ponerse a jugar, sin que el usuario tenga que pelearse con controladores, scripts o parámetros complejos. Además, ofrece soporte para mandos populares, tecnologías como HDR y VRR, y un enfoque claramente pensado para sobremesa, consolas portátiles y PCs de salón.

El auge de Bazzite se entiende mejor si se tiene en cuenta el contexto actual de Microsoft. El fin de Windows 10 y la percepción de que Windows 11 rinde peor en juegos y viene más cargado de funciones ligadas a la IA están empujando a parte de la comunidad a buscar alternativas que no sacrifiquen rendimiento ni control sobre el sistema.

Valve impulsa el juego de Windows en dispositivos ARM

Proton no se limita al PC tradicional con arquitectura x86. Valve está financiando proyectos de código abierto que combinan Proton con emulación de CPU para llevar juegos de Windows a dispositivos con procesadores ARM, como smartphones, tablets o futuros portátiles ligeros sin Windows.

Uno de los proyectos más destacados es Fex, un emulador que permite ejecutar código x86 sobre hardware ARM. Según ha explicado Pierre-Loup Griffais, uno de los ingenieros clave de SteamOS, la idea es que dispositivos como el futuro casco Steam Frame VR, basado en un Qualcomm Snapdragon 8 Gen 3, puedan ejecutar títulos pensados originalmente para procesadores x86 bajo Windows.

La combinación de Fex con Proton permite salvar dos brechas a la vez: la del sistema operativo (Windows frente a Linux) y la de la arquitectura (x86 frente a ARM). Si esta tecnología se consolida, abriría la puerta a que buena parte de la biblioteca de Steam se pudiera jugar en aparatos que, hasta ahora, estaban muy lejos del ecosistema de juego de escritorio.

De momento, ya se han visto aplicaciones prácticas de esta línea de trabajo. En Android existe la app GameHub, que aprovecha estos avances para acercar los juegos de Steam a smartphones y tablets, aunque las pruebas recientes indican que el funcionamiento todavía es irregular y depende mucho del juego y del dispositivo.

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Valve ha dejado claro que, por ahora, no está desarrollando un cliente nativo de Steam o una versión específica de SteamOS para móviles Android. No obstante, la experiencia de otras plataformas, como macOS o Linux con herramientas similares a CrossOver, hace pensar que es cuestión de tiempo que surjan soluciones más pulidas para jugar con el catálogo de Windows en dispositivos ARM.

Un futuro en el que Linux gana terreno frente a Windows

Con todo este movimiento, se está configurando un escenario en el que cada vez resulta más razonable plantearse Linux como sistema principal para jugar a títulos de Windows. Ya no se trata solo de proyectos para entusiastas técnicos, sino de productos comerciales y distribuciones diseñadas para que cualquier usuario pueda instalarlas y empezar a jugar.

La expansión de SteamOS a consolas portátiles como Steam Deck y a equipos de salón tipo Steam Machine, unida a la aparición de distros como Bazzite, marca un antes y un después en la relación entre Windows y el gaming en PC. Aunque el dominio de Microsoft sigue siendo muy amplio, la dependencia absoluta se empieza a resquebrajar.

Para quienes juegan en España y en otros países europeos, esto se traduce en más opciones a la hora de elegir hardware y sistema operativo. Desde un portátil con Linux centrado en productividad y ocio, hasta una consola portátil basada en SteamOS, pasando por equipos ARM que, poco a poco, comienzan a asomarse a este nuevo ecosistema.

La clave de todo este cambio está en que Proton ha demostrado que la compatibilidad con juegos de Windows puede ofrecerse sin exigir al usuario configuraciones interminables. Si a esto se suma el impulso de Valve a proyectos abiertos para salvar la brecha entre arquitecturas, el resultado es un entorno cada vez más flexible para jugadores y desarrolladores.

Todo apunta a que la próxima etapa del gaming en PC estará marcada por un reparto más equilibrado entre sistemas, en la que Windows seguirá siendo importante, pero ya no será la única puerta de entrada a los juegos que dominan Steam y otras plataformas, dejando a Linux y a los dispositivos ARM un papel que hasta hace poco parecía muy lejano.

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